Hace un par de años hice una larga lista de cosas para hacer en Navidad. Ahora mismo me da vértigo con solo mirarla. Este año ha sido un poco diferente. Me he tomado las cosas con calma. Me he sacudido un montón de obligaciones imaginarias y le he dedicado tiempo a las cosas que realmente me apetecían en un determinado momento.
No ha habido muchas entradas en el blog, pero he disfrutado escribiendo todas y cada una de ellas. Del mismo modo, no cumpliré todos los puntos de mi lista ideal de cosas por hacer, ¡ni falta que hace!Y aun así he completado un puñadito de pequeños proyectos que todavía me hacen feliz.
He decorado la casa, sepultando de muñecos el árbol (porque si todavía puedes ver el abeto, es que no has puesto suficientes adornos).
Hay inquilinos nuevos saltando por sus ramas: un par de elfos juguetones y una niña con velas en el pelo.
También el Belén tiene nuevos habitantes: un par de camellos para ayudar a Sus Majestades.
Paseando por un mercadillo me encontré con bolas de navidad vintage. Son justo como las que tenía mi abuela. No hubo manera de quitármelas de las manos y no paro de mirarlas embobada.
Y, además, he leído como hacía muchos años que no lo hacía: algo más de cien novelas (lo que sale a casi dos cada semana), que no está nada mal, y un buen puñado de cómics. Ahora mismo estoy con una colección de cuentos navideños, que propone una lectura diferente para cada día y, además, incluye relatos de autores españoles. También he descubierto algunas películas navideñas que sumar a mis imprescindibles como Remember de Night, con una maravillosa Barbara Stanwick.
¡Y todavía queda lo mejor!
Cenar en familia, visitar belenes, envolver regalos y esperar, nerviosa, a que lleguen los Reyes Magos.
Espero que tengáis una Navidad llena de felicidad.