
Lo reconozco, Caperucita roja no está entre mis cuentos preferidos, será que siempre estuve del lado del lobo feroz (al igual que siempre deseé que el Coyote se zampara de una vez al correcaminos), pero no puedo resistirme a los bonitas que quedan todas las muñecas cuando las vistes con una caperuza roja. Me he divertido consiéndole un lobo en la barriguita. Espero que os guste.

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