
¡Qué tendrán los malos de los cuentos que a menudo nos resultan más atractivos que los protagonistas! Puede que parte de su encanto se debe a que los conocemos menos, y eso nos lleva a imaginar que puede haber detrás de tanta tropelía. Es la magia del misterio. Muchas veces, cuando el misterio se desvanece lo hace también la magia. Ese es el motivo por el que apenas veo películas de terror ya que la resolución final no suele estar a la altura del enigma planteado al principio.

Los malos de los cuentos son perdedores. Siempre he pensado que la derrota encierra mucha más poesía que los laureles. Y si algo queda claro, es que la bruja malvada con cuatro dientes mal avenidos, el ogro devorador de carne humana o la madrastra (al menos en los cuentos clásicos) no van a terminar bien.

Así que siempre me quedaré con Elphaba (que seguro que terminó con tan malas pulgas por falta de higiene) que con la insulsa Dorita.
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