jueves, 31 de octubre de 2013
Feliz Halloween
Me asomo un ratito para desearos a todos ¡Feliz Halloween! ¡Feliz Samaín! ¡Feliz víspera de Todos los Santos!. Todavía no me preguntéis como he hecho tantas cosas en un sólo día.
He terminado de decorar la casa para asustar y endulzar a los niños, he cocinado cupcakes de calabaza cubiertos de merengue , he ido de compras y ahora mismo me dispongo a poner La novia de Frankenstein en el DVD y regalarnos con un maratón de cine clásico hasta que el cuerpo aguante.
Y, además, tras ¡seis meses! sin coger una gubia en la mano, me ha dado tiempo a carvar sellos de murcielaguitos para adornar las bolsas de caramelos (vosotros y yo hemos visto sellos infinitamente mejor hechos, pero me he divertido que es lo importante).
Me despido deseándoos una noche especial, tranquila o con sustos, al gusto del consumidor.
lunes, 28 de octubre de 2013
La casa encantada y un murciélago "supercursi"
Con Halloween a la vuelta de la esquina, las casas abandonas se llenan de misteriosos susurros, crujidos inquietantes y chirridos de cadenas. Son casas con superpoderes, como el de convocar a las nubes para que nunca luzca el sol sobre ellas, asustar a los niños traviesos o atraer a extraños inquilinos.
Esta en concreto está habitada por una panda de monstruos andarines de lo más variopinto: esqueletos vestidos de etiqueta, vampiros vegetarianos, calabazas sonrientes, el monstruo de Frankenstein y unos cuantos murcielaguitos que no saben volar pero que corren que se las pelan.
No os dejéis engañar por su aspecto, en el fondo son unos gallinas. Durante el día, se encierran a cal y canto y duermen todos juntos y revueltos por si aparece algún bebé o alguna ardilla, que les dan auténtico pavor. Aquí está la prueba. Más que una casa encantada parece el camarote de los hermanos Marx.
Antes de ser colonizada por estos monstruos andarines, en la casa vivían una pareja de fantasmas. Eran bastante simpáticos y muy silenciosos pero terminaron por mudarse. No paraban de engancharse con las tablas sueltas y hacerse siete en las sábanas.. Y, aunque me caían bien, ya estaba un poquito cansada de tanto zurzir.
El último en instalarse en la casa es este murciélago Supercursi, nacido de las manos de Ylenia . Es un espíruto libre, le gusta dormir colgado cabeza abajo del árbol de la entrada, y, ya de paso, hace de vigía, para que los miedicas de los monstruos andarines duerman tranquilos.
Ha revolucionado la casa. Quiere hacer picnics sin parar, para los que siempre prepara sandwiches de aguacate, que, sorprendentemente, les entusiasman a todos (ahí es donde he descubierto que los murciélagos corredores son frugívoros, porque no dejan ni las migas). Y no consiente que nadie beba el zumo, así, de cualquier manera, directamente del cartón. Lo sirve en tacitas de abuela sobre tapetes de ganchillo ¡ Si hasta van a terminar por aprender modales todos!
Llegó desde Málaga en una camita de tela de saco adornada con una pluma (yo creo que ayudó a que llegara a casa en un suspiro), tan bonita que daba hasta pena abrirlo. Pero claro, no se podía quedar dormido para siempre.
Asi que cuando lo abrí, reutilicé la telita para adornar uno de los botes de crema de castañas que hice el fin de semana pasado. Y quedó así de bonito.
Las castañas las recogí yo misma, paseando por el monte en uno de esos días otoño perfectos. No os imagináis lo bien que olía todo a flores, tierra mojada y aire fresco.
Recogí castañas, gracilmente cual hipopótama salida de la peli de Fantasía, intentando no pisar las flores, y volví a casa cansada y feliz. ¿Se puede pedir algo más? Sólo crema de castañas con sabor a marron glacé.
domingo, 27 de octubre de 2013
Con olor a lavanda
Octubre está siendo un mes estupendo para mi por muchas razones. Una de ellas es en mi buzón no han parado de posarse cosas que me han hecho feliz estos días.
Hace unas semanas Karmen, que es la persona que está detrás del blog txoria txori hizo un sorteo para celebrar el aniversario de su blog y yo fui la afortunada ganadora. Tengo que confesar que tengo debilidad por el blog de Karmen. Es un blog sencillo, sin pretensiones, como ella misma, donde nos abre una pequeña puerta a su mundo. Un mundo donde el cariño se percibe en cada entrada, en cada receta y en cada puntada. Me gusta pasearme por sus entradas porque, casi sin querer, me transmite calma y un sentimiento de contacto íntimo con la naturaleza.
De todos los regalos del sorteo, el que más ilusión me hizo fue una bolsita de lavanda de su jardín. No sé muy bien la razón pero la mía no sobrevivió al verano, y echaba de menos llenar mis cajones con su aroma. Un día entré en la oficina de correos y supe que el paquete de Karmen había llegado, porque, nada más abrir la puerta, llegó a mi nariz el olor a limpio de la lavanda. Incluso a la encargada de dar los paquetes le dio un poquito de pena que me lo llevara.
Con la lavanda llené unos cuantos saquitos para poner en mis cajones y esta bolita de porcelana inglesa que encontré en tienda mágica de Ali Babá (que es como pienso en mi tienda de segunda mano favorita mentalmente). La había visto unas semanas atrás, y no me animé a comprarla, pero, nada más recibir el paquete de Karmen, fui de cabeza a por ella y, por suerte, todavía estaba allí. La bola todavía contenía lavanda, en un estado próximo a la fosilización. Tuve que ponerla toda la noche a remojo para poder sacarla de la bola, y, aun así, por la mañana olía toda la cocina. No me digáis que no es maravillosa esta planta.
En el paquete también venía la lana más bonita del mundo, con la que he empezado a hacerme unos mitones. Después de dos años sin tocar las agujas de ganchillar, pensé que no me acordaría de como se usan, pero, en unas horitas ya tenía el primero de los mitones acabado. Sé que son sencillitos. Sólo sé hacer punto bajo, punto alto y cadenetas, así que están en el límite de mis capacidades crocheteras. Pero, aun así, me parece precioso (cruzo los dedos para que el segundo me salga igualito).
Y por si fuera poco también vino un precioso kit de punto de cruz, tan bonito que tendré que ponerle ojillos a alguien para que me lo haga y poder colgarlo en la cocina (por desgracia supera con mucho mi paciencia) y dos cajitas de incienso japonés que también huelen de maravilla.
Todo venía empaquetado con mimo, con un montón de pececitos pegados y estampados. No os puedo enseñar los regalos empaquetados porque no pude esperar para abrirlos.
Que empecéis la semana con ganas de hacer vuestro mundo un poco más bonito.
viernes, 18 de octubre de 2013
Dibujando bellotas
Desde que el hada del otoño se instaló a vivir en mi casa, no he parado de dibujar bellotas. Creo que me susurra mientras duermo, para que, sin saber muy bien como, surjan sin parar bellotas de mis dedos.
La primera nació, de improviso. Estaba intentando confeccionar al lista de la compra, y entre la leche y la deliciosa infusión de canela y manzana (que sabe a Navidad como el turrón), apareció una pequeña bellota bailarina.
Como me no quería que terminara en la papelera del super, la recorte, y de paso, troquelé unas cuantas hojitas a partir de una hoja seca, para que se divirtiera danzando con ellas. La idea de troquelar hojas naturales la había visto en el blog Grow creative y
No pueden quedar más bonitas. Incluso la hoja con los pequeños agujeritos, como roída por ratones, queda muy decorativa.
Y, ya que sacaba los troqueles, aprobeché que tenía todos los bartulos de por medio, para empaquetar un broche y una tarjeta que serán un regalo sorpresa para alguien muy especial. Y, como no podía ser de otra manera, cubrí el feo papel marrón con delciosas bellotas blancas (y otros frutos de otoño).
Y, cuando por fin encendí el ordenador, en lugar de corregir unos trabajos atrasados (que es que lo debería haber hecho), el ilustrator se abrío solito (o casi), y seguí dibujando bellotas. Un buen puñado de ellas: bellotas risueñas, coquetas, francesas, dulces o enfadadas.
Esta es la primera de ellas, así que creo que mi blog seguirá vestido de tonos otoñales una buena temporada.
lunes, 14 de octubre de 2013
Hada otoñal
Hoy tengo el placer de presentaros a la pequeña hada del otoño. Aunque ya hace unos días os enseñé un pequeño adelanto, aquí está en todo su esplendor, con su melena rebelde de color calabaza, su vestido decorado con una bellota y sus preciosas alas de hojas de roble.
Aunque hace poco que se instaló en mi jardín, ya os puedo contar algunas cosas de ella.
Es realmente mágica. Le encanta bailar y, donde posa los pies, las hojas se tiñen de tonos dorados.
No habla mucho pero canturrea sin parar. Su voz encierra el murmullo del viento del norte, las notas de las canciones largo tiempo olvidadas y el crujido de las hojas secas.
Está muy atareada en esta época del año, ayudando a las castañas perezosas a salir de sus erizos y comprobando que los animales del bosque tienen madrigueras confortables y calentitas. Siempre me recuerda sin utilizar ni una palabra que coja una rebequita porque por la noche va a refrescar.
Duerme acurrucada entre las hojas, aunque, a veces, le gusta enredarse en mi pelo para que le cuente cuentos de miedo.
Justo ahora se acaba de quedar frita....
domingo, 13 de octubre de 2013
Vistiendo de otoño mi taller.

Conforme ha avanzado la semana ha empezado a refrescar, y hoy, me he puesto por primera vez una chaqueta fina de lana. Me encanta la sensación de sentirme abrazada y arropada por prendas calentitas, después de unos meses de piel expuesta. No tengo una época del año favorita, lo que realmente adoro es vivir en un lugar donde los cambios se suceden y poder disfrutar de todas las estaciones, sabiendo que, aunque un verano acaba de terminar, el próximo está a la vuelta de la esquina.

Si bien el verano está hecho para salir, disfrutar del aire libre e ir todo lo lejos que puedas soñar, el otoño es como volver al hogar. Y, cuando regresas, recuerdas todo lo que lo habías añorado sin darte cuenta.
Hoy recogí algunas bellotas para adornar mi taller. Solo unas poquitas. Cuatro o cinco son más que suficientes. Así los demás también podrán disfrutarlas. Y sé que, en nada, podré llenarme los bolsillos de castañas mientras paseo por el monte.

Y, con las bellotas encima de la mesa, decidí darle un aire otonal al resto del taller. Y decoré algunos de los botes, donde guardo los botones y mis otros tesoros, con retales de tela que me sobraron de otros proyectos. A veces, es una suerte ser como una pequeña urraca que no tira nada. Además, les dibujé con un rotulador indeleble blanco bellotas y otros "frutos de otoño": setitas, hojas, moras y castañas risuñas.
Si, como a mi, os gusta pasear por pinterest, encontrareis cientos de tarros similares, cada uno con su toque personal y único. Me encantan estos proyectos que se hacen en un ratito y dan sensación de hogar.

Una tacita en tonos ocres (que encontré la semana pasada en un mercadillo) y algunos animalillos terminan de darle vida al conjunto.

Adoro salir a la calle y disfrutar de esta estación recién estrenada y también me encanta volver a casa y sentirme en contacto con todo lo que pasa en el mundo que me rodea.
Deseo que también vosotros disfrutéis de estos días ¡Feliz otoño a todos!

lunes, 7 de octubre de 2013
Decoración para Halloween

Aunque todavía faltan tres semanas para el día de todos los santos ya he empezado a vestir algunos rincones de mi casa de Halloween. Esta es la primera vez que lo hago tan pronto. El año pasado me limité a poner algunos adornos improvisados en la repisa el mismo día. También compré caramelos a hurtadillas y crucé los dedos mientras ponía en DVD "La novia de Frankenstein" (no, nunca son sufientes veces) y miraba de reojo la puerta esperando que, llamara algún niño disfrazado de bruja o fantasma, pidiendo caramelos al grito de: ¡Truco o trato!. Al final... los niños no aparecieron y los carmelos duraron lo suficiente como para convivir un tiempo, en amor y compañía, con los lanzaron los Reyes Magos. Debería haber puesto un cartel en la puerta que rezara ¡Caramelos gratis!. No estoy muy segura de si los niños acudirían, pero algún abuelillo se animaba seguro.

La verdad es que estoy disfrutando mucho la búsqueda de adornos en las cajas mientras tarareo la banda sonora de "Pesadilla antes de Navidad": ¡Esto esto es Halloween! ¡Halloween! ¡Halloween! Y la responsable de toda esta alegría no es otra que la encantadora Holly Crowder, la responsable del blog Cotton Pickin´ Fun. Hace unas semanas os eseñaba unos niños con gorritos de Halloween que había cosido, y, en la entrada, me preguntaba a mi misma a qué sabrían los "Candy corn", esos caramelos tricolores con forma triangular. Y, Holly, fue tan tremedamente a amable, que se ofreció a mandarme un paquetito para que los probara, así, sin pedir nada cambio y sin conocernos de nada. Lo cierto es que no conocía su blog y, descubrilo, fue un regalo en si mismo. Es un lugar para quedarse durante horas, al abrigo de una taza de té, para poder disfrutar como se merecen de la sensibilidad, el sentido del humor y la ternura que desprenden sus trabajos. Además, esta generosidad que desmostró conmigo, la regala a raudales, con montones de tutoriales increíbles.

El jueves pasado, me llegó desde el otro lado del Atlántico una cajita llena de sorpresas maravillosas. Lo primero que vi fueron dos paquetes de los caramelos prometidos. Tengo que confesar que me dio un poquito de pena abrirlos ¡tienen unos envoltorios tan bonitos!

Pero esa pena se me quitó de golpe cuando me llevé el primero a la boca. ¡Son realmente deliciosos!. ¿Como describirlos?. Tienen un sabor muy muy suave y dulce y una textura que nunca he encontrado en un caramelo. Pensé que serían los típicos carameros duros, pero nada más lejos de la realidad, se pueden masticar y funden en la boca. Su textura me recuerda levemente a la cubierta de algunas gominolas como las pikotas, aunque más suave ¡Qué hay que probarlos, vaya!
Además de los caramelos, en la cajita encontré el dispensador de caramelos "Pez" más molón de universo conocido (la cara de ese vampiro es impagable) y búho precioso y despeluchado, que me hace sonreir. Lo tengo encima de la mesa para poder soplar sobre él disimuladamente y que se le revuelvan las plumas ¡es graciosísimo! Y por si fuera poco, Holly le hizo un gorro tan bonito que dan ganas de gritar.

Sospecho que los carmelos no llegarán a Halloween. Están tan ricos que nadie puede resistirse. Sino mirad a quien he pillado infraganti dando buena cuenta de ellos.

Me giré un segundo para cambiar de objetivo y ¡zasca!, un duendecillo disfrazado de momia poniénse morado.

Para completar la escena he sacado de las cajas mis telas de halloween más bonitas y un par de arañitas. El año pasado hice un montón para regalar y viajaron a diferentes ciudades, pero estas dos se quedaron conmigo.


Son muy fáciles de hacer, y, si saco un huequito, tendréis un tutorial paso a paso. Mientras tanto os invito a visitar el blog de Holly. Seguro que lo encontráis irresistible.
martes, 1 de octubre de 2013
La bruja Gatinda. Halloween 2013.
¡Ya está aquí Octubre!. Todos los meses nos traen pequeños presentes. Y este octubre recién estrenado ya me ha regalado crujidos de hojas bajo los pies y dedos fríos. Me encanta pisar las hojas caídas. Cuando salgo de casa, miro de reojo a ambos lados de la calle, y, si no veo a nadie, voy dando saltos como una ranita, buscando hojas musicales. Alguna vez me ha sorprendido algún vecino, pero, con la fauna que hay por mi barrio, ya están libres de espanto.
Los dedos fríos, a primera vista, pueden parecer algo negativo, pero, tras un par de meses de tener manos sudadas con sólo mirar (y no digamos tocar) el fieltro, suponen todo un regalo.

Y Octubre también ha traído a Gatinda, una pequeña bruja, a la que, como a mi, le encantan los gatos. Tras leerse de un tirón los siete libros de Harry Potter, decidió convertirse en animaga sin el incordio de asistir a las clases. Así que me pidió que le cosiera un disfraz de minino.

Y aquí está, contando los días que faltan para la noche de Halloween, para ir de puerta en puerta y llenarse los bolsillos de caramelos. Yo, por si acaso, iré preparando bolsitas de dulces y manzanas de caramelo.

Los dedos fríos, a primera vista, pueden parecer algo negativo, pero, tras un par de meses de tener manos sudadas con sólo mirar (y no digamos tocar) el fieltro, suponen todo un regalo.

Y Octubre también ha traído a Gatinda, una pequeña bruja, a la que, como a mi, le encantan los gatos. Tras leerse de un tirón los siete libros de Harry Potter, decidió convertirse en animaga sin el incordio de asistir a las clases. Así que me pidió que le cosiera un disfraz de minino.

Y aquí está, contando los días que faltan para la noche de Halloween, para ir de puerta en puerta y llenarse los bolsillos de caramelos. Yo, por si acaso, iré preparando bolsitas de dulces y manzanas de caramelo.

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