El domingo pasado
tenía una serie de planes. No me refiero a esos planes maravillosos, excitantes o simplemente frikis como una escapada a Paris, comer helado hasta que no sientas la
lengua, hacer parapente o ver las ocho películas de Harry Potter de un tirón. Me refiero a esos planes de andar por casa en
zapatillas, reñidos con la sofisticación y la elegancia, que más que planes
son, en realidad, una lista de tareas pendientes.
Después de meses viendo el
sol solamente en las fotos, como a los amigos de verano, tenía que hacer cosas tan
prosaicas como meterle mano al jardín o lavar el edredón grueso: tarea nada sencilla, ya que meterlo en
la lavadora requiere un acto de fe, similar al que haces cuando te dispones a
meter de nuevo el saco de dormir en su funda. Sabes que entra sólo porque ha
estado allí antes y terminas agitada, sudorosa y con el pelo revuelto como si
hubieras luchado con calamar gigante.
Sé que la idea de pasar media mañana haciendo fotos parece muy artística y glamourosa, pero, nada más lejos de la realidad. Sacar fotos decentes en mi casa implica una serie de procesos tales como: coger un par de tablas (que en las fotos se ven muy "shabby" y muy "chics", pero que presentan un aspecto tan lamentable que merecerían estar en el fondo de un vertedero) y colocarlas al lado del ventanal, saludar a los vecinos que te miran con esa educada sonrisa en los labios que denota que por dentro están pensado que te has vuelto majareta, cubrir la ventana con papel de horno para conseguir esa luz etérea de cuento de hadas o de película ambientada en la Toscana, sacar una ingente cantidad de trastos y cachivaches a modo de atrezo, hasta el punto que la habitación termina pareciendo la cueva de un Alí Babá con Síndrome de Diógenes y por último, pero no por ello menos importante, jugar al tetris para que el trípode encaje sin desmoronarse entre la cómoda y la estantería de los botones.
Llegó el domingo y, con el solete, no me costó mucho dejar que me convencieran de ir a dar un "pequeño" paseo, que duró horas y en el que correteé por el bosque, sinteticé vitamina D como si no hubiera un mañana y fui a parar a una librería donde, en un impulso irrefrenable, compré un libro de como hacer pan casero. Cuando llegué a casa, olvide todas las tareas pendientes para amasar y hornear, junto con mi hermana, los más deliciosos, crujientes y mantequillosos bollitos de cardamomo. Quedaron tan suaves que se deshacían el la boca.
Hacer pan es un acto de amor, y como todos los actos de amor requiere de tiempo y saber esperar. Estos inevitables paréntesis los puedes aprovechar para seguir con tu vida, hacer otras cosas... o languidecer de impaciencia, al gusto del consumidor. Así que, mientras la masa mutaba y se esponjaba, bordé este cervatillo de punto de cruz (el esquema está medio sacado del libro "Advent im winterwald" medio inventado), tan dulce como los bollos.
Al final, las fotos que ilustran esta humilde entrada, están hechas el lunes por la mañana, de prisa y corriendo, con la cámara compacta, una luz dudosa y los bollos algo revenidos, pero todavía deliciosos.
Os dejo que tengo que ir a pelearme con un calamar relleno de plumas. Deseadme suerte.
Jajaja....me ha encantado la entrada, quizás sea porque me siento tan identificada....
ResponderEliminarUn abrazo, estoy enganchada a tu blog y de aquí no me voy ;)
Ponte cómoda, estás invitada a pasar siempre que quieras, no tienes que traer nada, pero, un dulce siempre es bienvenido.
EliminarMuy divertida la entrada , me he reido con ganas a mi me pasa igual cuando meto el edredon en la lavadora, es una pequeña pelea ... los bollitos estan para comerselos ... ¡madre mia! que pintas tan ricas ...y el cervatillo es un primor ...
ResponderEliminarEstoy muy contenta de haberte hecho sonreír. Besitos
Eliminar¡bonito post!
ResponderEliminarNosotros deciamos que si eras capaz de meter el saco de dormir en su funda eras capaz de cualquier hazaña :-)
Alguien me dijo que era mejor meterlo así, de cualquier manera, según como vaya entrando para que no se estropee tanto... no sé si será cierto pero, al menos, tienes excusa para no doblarlo...
EliminarJAJAJAJAJAJA Cuando quieras quedamos un domingo, porque mis domingos al lado de los tuyos parecen de seta que vegeta y lo más emocionante es ...hacer la fotosíntesis "a mi manera" jajajaja un abrazote !!
ResponderEliminarPues nada, el domingo te vienes que tengo un ¡planazo! Lavar las cortinas... toda una aventura descolgarlas sin escalera cuando la barra está a más de tres metros y medio. Después hacemos la fotosíntesis la dos... que las buenas costumbres hay que mantenerlas.
EliminarPues dirás lo que quieras, pero tu domingo es muy emocionante... si yo te contara... :)
ResponderEliminarY lo del edredón debería considerarse deporte olímpico o, al menos, contar como una hora de ejercicio aeróbico, que ríete tú del zumba ese.
Tanto gimnasio, tanto gimnasio, si no hay nada como hacer la colada para lucirse en la playa. Muchas gracias por visitarme.
Eliminar:^) Hay veces que uno tiene una necesidad y tiene que sucumbir a ella, sea hacer bollos, tejer un jersey o hacer una maratón de Harry Potter.
ResponderEliminarMe encanta el cervatillo y me he reído un montón con la entrada. A mí me pasa lo mismo con las fotos, quiero hacer siempre mil cosas y acabo haciendo las fotos con el móvil porque quiero publicar ya.
Nunca vamos a ser súper blogueras, ni falta que nos hace!
En el fondo somos superblogueras de andar por casa... eso de publicar cada día o tener secciones regulares está sobrevalorado. Besitos
EliminarAún me estoy riendo, con mi marido mirándome y probablemente pensando en la clase de loca con la que se ha casado, ¡jajajaaa! Me ha encantado la entrada y me quedo con ganas de saber la receta de esos bollitos, que al ver la foto de la entrada en fb ya estaba frotándome las manos y salivando cual perro de Pavlov...
ResponderEliminarBesinos
La receta la saqué de libro pero es clavada a esta:
Eliminarhttp://delicioustories.com/2012/11/19/nudos-de-cardamomo-horneando-en-familia/
por si te animas.
Hay que ver las entradas tan estupendas que haces, la he disfrutado muchísimo, yo quiero ser tan molona como tú, jiji.
ResponderEliminarYa estoy esperando la próxima, a ver con qué nos sorprendes...un biquiño.
Si me vas a sacar los colores y todo. Besitos para ti, preciosa.
Eliminarme encantan tus entradas , son como sumergirte en una pequeña historia , esos bollitos tienen una pinta fantastica , seguro que estan buenisimos , y las fotos geniales , gracias por compartirlas
ResponderEliminarbesitos
Mari
Ya sabes, la receta de los bollos aquí:
Eliminarhttp://delicioustories.com/2012/11/19/nudos-de-cardamomo-horneando-en-familia/
Mejor hacerlos una tarde que vayas a quedarte en casa, ya que las masas de pan requieren su tiempo.
Espero que hayas ganado tu, jejejejeje. Una muy bonita entrada para unas muy bonitas (y ricas) cosas.
ResponderEliminarBesitos
Por poco... pero todavía conservo todas la extremidades y el edredón huele a primavera... Besos.
EliminarJeje, me encanta tu manera de contarnos lo cotidiano... Eres una bloguera molona, ya te digo! Un beso!
ResponderEliminarMuchas gracias, Anabel, un besito para ti también.
ResponderEliminarEs ver la foto y querer probar esos dulces cardamonos!, ya he visto que has puesto el link de la receta que ahora visitaré ;)
ResponderEliminarMe encanta tu forma de escribir siempre nos sacas una sonrisa.
Están muy buenos. Yo no había probado el cardamomo antes y sabe alimonado y exótico, me gustó mucho.
EliminarDelícia! ;)
ResponderEliminarMuchas gracias.
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