viernes, 25 de abril de 2014
martes, 22 de abril de 2014
Libros, libros y más libros.
Tengo libros nuevos, regalados, heredados, de segunda (o cuarta) mano, libros que alguien olvidó o tiró y que llegaron a mis manos como pequeñas sorpresas imprevistas (siempre le doy una oportunidad a los libros encontrados porque están libres del peso de expectativas y prejuicios), tengo libros que nunca he abierto (y que no estoy segura de que vaya a hacerlo alguna vez), libros que he abandonado tras haber leído sólo un puñado de páginas y libros a los siempre querré volver. Mis favoritos, son esos libros sobados, leídos y releídos tantas veces que el papel adquiere una textura especial y cuyo volumen es el doble del que tenían cuando aún olían a libro nuevo porque, entre sus hojas se ha colado, a hurtadillas, una parte de mi vida.
martes, 15 de abril de 2014
Rakú e hipocrás: una canción de fuego... y más fuego.
Todos los lunes por la tarde (cuando los festivos y las gripes no lo impiden) voy a clases de cerámica en el taller de Unzueta.
El señor Unzueta tiene una gata que me mira indolente mientras me peleo con el torno y que se mueve entre las piezas con la gracilidad de una bailarina, sin tocar ninguna, tan bonita y cariñosa que siempre me la quiero llevar a casa escondida en el bolsillo, tiene dos hornos que ha construido él mismo, una perra que te recibe con saltos y cabriolas, un montón de cachivaches extraños que han sido usados durante años y que encuentro fascinantes (porque los objetos, al igual que las personas, cuanta más vida tengan detrás más me interesan) y un taller caótico y desordenado por el uso diario lleno pruebas y algunas piezas fallidas (que a mi me parecen tremendamente hermosas) de las que habla con frustración pero que se resiste a tirar... es decir, una taller como deberían ser todos los talleres, justo como el mío (pero en grande). También tiene una maestría con el torno que hace que el tiempo se detenga y de sus manos salen las piezas de cerámica más bonitas que he visto, de colores navegables.
El señor Unzueta tiene una gata que me mira indolente mientras me peleo con el torno y que se mueve entre las piezas con la gracilidad de una bailarina, sin tocar ninguna, tan bonita y cariñosa que siempre me la quiero llevar a casa escondida en el bolsillo, tiene dos hornos que ha construido él mismo, una perra que te recibe con saltos y cabriolas, un montón de cachivaches extraños que han sido usados durante años y que encuentro fascinantes (porque los objetos, al igual que las personas, cuanta más vida tengan detrás más me interesan) y un taller caótico y desordenado por el uso diario lleno pruebas y algunas piezas fallidas (que a mi me parecen tremendamente hermosas) de las que habla con frustración pero que se resiste a tirar... es decir, una taller como deberían ser todos los talleres, justo como el mío (pero en grande). También tiene una maestría con el torno que hace que el tiempo se detenga y de sus manos salen las piezas de cerámica más bonitas que he visto, de colores navegables.
lunes, 7 de abril de 2014
miércoles, 2 de abril de 2014
Claudina.
Hoy os quiero presentar a Claudina. Claudina nació hace un par de semanas, toda piernas largas y ojos grandes. Es soñadora, tranquila y cecea un poco al hablar, aunque no le gusta que se lo digan.
martes, 1 de abril de 2014
Los libros de Marzo
Tengo una gripe de las que hacen
historia. Hace unos cuatro años me puse a cocinar “de verdad” y empecé a hacer
comida sana, con ingredientes frescos, elaborada y rica rica. Las pizzas congeladas y los macarrones con
salchichas regados con tomate frito de bote pasaron a la historia y mi casa
empezó a llenarse de olores de cebolla pochada con cariño, de sofritos que
aligeran el peso del alma, de guisos suculentos que hacen resucitar a los
muertos, de asados portentosos y de sopas cocinadas a fuego lento.
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