Brilla, brilla, linda estrella.

Hay una estrella en la punta más alta del árbol de navidad. Lleva un vestido bordado con hilos de plata y es un poco marisabidilla. No es nada raro, se pasa el resto del año dando vueltas en el cielo a velocidades de vértigo, observando todo lo que ocurre con los ojos como platos.

Vivir viajando en el cielo tiene sus ventajas e inconvenientes. Por un lado hay muy buenas vistas, pero, a veces, es un poco aburrido. Así que, cuando llegan las vacaciones, les gusta bajar a la Tierra. A mi no me importa hacerles un hueco, aunque en estas fechas andamos un poco apretados en casa.

Se posó en el árbol de navidad, con la intención de vigilar al resto de los adornos. Creo que tengo unos elfos especialmente revoltosos, porque ha tenido que llamar a una amiga para tener un respiro. Como se  van turnando, nunca sé con cual me voy a encontrar haciendo guardia.

Ya les hemos cogido cariño y espero que nos cuiden y nos traigan un poquito de magia cada año.